El concepto de energía renovable como alternativa a las energías tradicionales nació en los años 70 con el objetivo de garantizar el suministro futuro y generar un menor impacto ambiental. Desde entonces, su uso ha crecido exponencialmente en todo el mundo.
Según se recoge en la publicación de Fundación Naturgy ‘El sector eléctrico español en números. Informe 2019’, presentada por el economista especializado en mercados de energía Miguel Ángel Lasheras, “la potencia renovable instalada en el sistema peninsular español, sin tener en cuenta la hidráulica, creció el año pasado un 20%, lo que significa que nos hemos acercado al récord anual en capacidad renovable, hasta alcanzar el 40%”.
La región latinoamericana, por otro lado, se prevé que experimente un crecimiento sustantivo en los próximos años. Latinoamérica cuenta con una impresionante riqueza en recursos naturales para generar energía limpia como podría ser la energía eólica o la energía solar. Tal como se afirma en el estudio de Moody’s Investors Service, “Mientras que las fuentes de energía solar y eólica responderán por una parte cada vez mayor del suministro de energía, las fuentes como carbón y petróleo perderán popularidad y demanda en la región”. Costa Rica, por ejemplo, anunció en mayo de 2018 que para el 2021 abolirá el uso de combustibles fósiles. Adicionalmente, por cuatro años consecutivos el país ha superado el 98% de generación renovable en su sistema eléctrico.
Se estima que otras regiones del sudeste de Asia y del norte de África también aumenten su producción de energías renovables y reciban una fuerte inversión que les permitirá satisfacer la creciente demanda energética de su rápida industrialización.
Sostenibilidad en el mundo empresarial
Además del sector energético, empresas de todos los sectores son cada vez más conscientes de la importancia de proteger el planeta del inminente cambio climático y proporcionar una mejor calidad de vida a las generaciones futuras. Asimismo, los consumidores actualmente también exigen que las empresas contribuyan a la reducción del calentamiento global y tomen decisiones de compra basadas en ello, y esto se ha visto reflejado en un cambio de los objetivos empresariales. Según una encuesta de Schneider Electric, el 70% de las grandes empresas se han fijado objetivos públicos en energía o sostenibilidad este año. Esto representa un 25% más respecto a 2019.
La pandemia de la COVID-19 también ha puesto en relieve la importancia de la sostenibilidad y sus beneficios económicos. Según datos oficiales, 94% de los índices de sostenibilidad han tenido un mejor desempeño financiero que sus homólogos “tradicionales” y los fondos de inversión sostenible crecieron de manera considerable durante el primer trimestre del año cuando los flujos de los fondos más tradicionales disminuyeron.
Debido a la creciente demanda de la sostenibilidad en el mundo empresarial, cada vez son más las empresas que tienen equipos dedicados a su gestión y que llevan la sostenibilidad al centro de sus operaciones.
La sostenibilidad como concepto estratégico
La magnitud de los beneficios de las empresas que desarrollan sus operaciones de manera sostenible es cada vez más notoria. Consecuentemente, la sostenibilidad en muchos casos ha pasado de ser un “extra” a formar parte del plan estratégico de las empresas. Construir empresas que se preocupan por la sociedad y aplican buenas prácticas en su sistema de producción permite que éstas produzcan acorde a las demandas de sus clientes y, además, se mantengan en el tiempo y sean capaces de generar riqueza.
Sin embargo, tus esfuerzos por un desarrollo sostenible se pueden ver afectados si los objetivos de tu empresa no están alineados con los de tus proveedores. Por ende, es importante que tus proveedores estén al tanto de tus objetivos empresariales y adopten medidas para estar a la altura de los estándares establecidos. Tu compañía puede tener buenas prácticas en materia de sostenibilidad, sin embargo, una mala práctica de uno de tus aliados puede afectar negativamente tu reputación y echar a perder todos los esfuerzos e inversión realizados.
En Achilles utilizamos cuestionarios de precalificación para homologar a los proveedores. Estos cuestionarios son rigurosamente validados por nuestro equipo interno para presentarte, de una manera sencilla y precisa, cuáles son aquellos que cumplen con tus estándares y cuáles necesitan mejorar sus prácticas en sostenibilidad y otras áreas críticas del negocio. Aquellos proveedores considerados críticos, que necesitan un nivel de atención adicional, pueden recurrir a una auditoría.