La esclavitud moderna adopta numerosas formas, desde la trata de seres humanos hasta el trabajo forzoso o en régimen de servidumbre. Podría tratarse de un trabajador de la construcción que percibe menos del salario mínimo o la tripulación de un barco que se ve obligada a permanecer a bordo sin recibir remuneración. La pandemia de la COVID-19 ha reestructurado los modelos de trabajo y, como demuestra la actual crisis de la industria cárnica en Alemania, quizás la respuesta a la pandemia ponga de relieve las condiciones de trabajo deficientes y la vulnerabilidad de los trabajadores migrantes.
El número de víctimas potenciales de la esclavitud moderna en el Reino Unido ha incrementado en un 52 % desde 2019, y la crisis de la COVID-19 está reduciendo el acceso a un empleo seguro y fiable debido al cierre de las fronteras y a las restricciones de movilidad. Además, la suspensión de los sistemas educativos en todo el mundo intensifica la amenaza de una mayor explotación infantil.
En 2019, el tipo de explotación más habitual era la explotación laboral, y se calcula que, actualmente, 40,3 millones de personas son víctimas de la esclavitud moderna en todo el mundo. ¿Pero cómo pueden abordar las organizaciones la esclavitud moderna durante una pandemia y mantener un alto nivel de ética empresarial?
La esclavitud moderna en la cadena de suministro
El Ministerio del Interior del Reino Unido ha publicado una declaración en la que recomienda lo siguiente: «Durante la pandemia del coronavirus, es esencial que las empresas mantengan su actividad para identificar y abordar los riesgos de la esclavitud moderna en sus operaciones y cadenas de suministro. Las empresas, además de centrarse en la salud y seguridad de sus trabajadores, tendrán que considerar el modo en que las fluctuaciones en la demanda y los cambios en su modelo operativo pueden dar lugar a nuevos riesgos de explotación laboral o a aumentar los existentes».
¿Y si la mano de obra está subcontratada?
Hay que procurar que los contratistas y los proveedores de niveles inferiores se ciñan a las rigurosas comprobaciones de antecedentes que se proporcionen sobre los empleados propios y que todo el personal reciba formación adecuada para detectar indicios de esclavitud moderna. A largo plazo, esto se puede conseguir por medio de auditorías y los programas de control de contratistas del servicio Controlar. Durante una pandemia, se pueden realizar comprobaciones adicionales a los proveedores con preguntas sobre ética en sus prácticas empresariales.
¿Están aumentando los proveedores la fabricación de productos esenciales?
Si los proveedores están contratando personal de manera temporal para hacer frente a la carga de trabajo, estos podrían estar en riesgo de explotación. Las empresas deberían llevar a cabo un proceso de diligencia debida con sus proveedores de segundo y tercer nivel, no solo con respecto al personal, sino también a la obtención de las materias primas, para ayudar a mantener altas normas éticas y reducir el riesgo de la esclavitud moderna durante una pandemia. Los compradores también deberían evitar las cancelaciones de pedidos a última hora, ya que las interrupciones en el flujo de efectivo pueden provocar que los trabajadores no reciban su remuneración.
Generar debate
Realizar una supervisión activa de la cadena de suministro y mantener abiertas las líneas de comunicación con los proveedores son aspectos fundamentales para abordar las compras éticas.
Es preciso aumentar la transparencia mediante un diálogo abierto con los empleados y los proveedores de primer nivel acerca de cómo encarar la esclavitud moderna durante una pandemia. Esto ayudará a la organización a seguir operando con integridad y a mantener normas éticas durante los tiempos más difíciles.
En nuestro whitepaper descargable se facilita más información sobre los riesgos de esclavitud moderna en la cadena de suministro.